lunes, 7 de abril de 2014

Diversidad Sexual (y amorosa)

Guillermo Núñez Noriega

RESUMEN

Introducción

Las palabras y el poder.
El concepto “diversidad sexual” apareció en el horizonte de las políticas sexuales en México en los últimos años entre los grupos y agentes que participan de manera activa, organizada y programática en las disputas del campo sexual.

El propósito de este ensayo es aportar elementos de reflexión teórica y política sobre el concepto, que puedan servir como insumos críticos para organizaciones y agentes que desarrollan un trabajo de activismo con relación a las políticas sexuales.

Las ciencias sociales han demostrado ya suficientemente la importancia de atender a los conceptos que utilizamos y sus significados, pues construyen maneras de concebir el mundo y, con ello, delimitan nuestro lugar y nuestras formas de actuar en él.

El término “diversidad sexual” no es un término “neutro”, dos simples palabras para referir una realidad, por el contrario, encierra en sí mismo una manera de concebir la realidad y, por lo tanto, tengamos o no conciencia de ello, define el carácter de nuestra lucha política en el ámbito de la existencia sexual.

La dominancia de una concepción sobre lo que entendemos por “sexual” y sobre la diversidad de prácticas eróticas y reproductivas está dada por su
preeminencia para definir lo legítimo y lo ilegítimo, lo moral y lo inmoral, lo adecuado o lo inadecuado, lo sano y lo enfermo, incluso lo natural y lo antinatural. Este poder de definir es lo que llamamos poder de nominación, o poder de representación, esto es, poder para nombrar y clasificar la realidad, poder para representarla.


I “Diversidad sexual”: Tres usos comunes.

A menudo me encuentro con activistas que dicen frases como: “la gente de la
diversidad sexual”, “los grupos de la diversidad sexual”, “es una persona de la diversidad sexual”, “las sexualidades diversas”, o peor aún: “es sexodiverso” ¿Qué se quiere decir realmente? Tres son los usos más problemáticos del término “diversidad sexual” que alcanzo a distinguir:


1) Su uso como eufemismo.

Como podemos apreciar en los ejemplos anteriores el término “diversidad sexual” se está utilizando como eufemismo, como una palabra menos
“altisonante” para decir “gay”, “lesbiana”, “bisexual”, “transgénero” o de plano “puto”, “joto”, “marimacha”, “bicicleta”, “vestida” o “loca”.

Valga recordar que el término “gay” surge como categoría de identidad política para contestar el discurso medicalizante de la “homosexualidad” y para reivindicar una actitud vital y positiva hacia la sexualidad (gay significa “alegre”), frente a los valores estoicos y mortificantes del ideal sexual y, en general, de la sensibilidad ideal del patriarcado. 

Es en este escenario cultural y político que la noción de “diversidad sexual” se nutre de una savia fuerte que le otorga un enorme potencial. De hecho, en la medida en que este discurso de reconocimiento y “respeto a las diferencias” logra mayor consenso, se ha podido avanzar en la visibilización y proscripción de la discriminación o al menos de sus formas más evidentes y groseras.

2) Su uso como término “sombrilla”.

El problema con este uso “sombrilla”, es que mete en una misma visión ideológica y política, homogeneizándolos, a personas y grupos con intereses, experiencias de vida, necesidades y posicionamientos sociales, simbólicos y políticos diversos.

Dicho de otra manera, el término “diversidad sexual” así usado puede
servir para “travestir” y “adecentar” (o subordinar u ocultar) precisamente a quienes resultan más “inquietantes” para la “moral pública”: los y las llamados transgéneros y transexuales, al punto de no reconocerse a sí mismos.


3) Su uso para referirse a la “otredad” de la heterosexualidad.

El término “diversidad sexual” tal y como está siendo usado, para agrupar a personas y grupos con  identidades no heterosexuales, es un absoluto equívoco tanto lingüístico como ideológico.
Este equívoco lingüístico refleja una posición ideológica heterosexista, patriarcal, no del todo conciente, incluso para los y las activistas de los derechos sexuales.

Al usar el término “diversidad sexual” para referirnos sólo a unos grupos particulares, los “no heterosexuales”, estamos actualizando en un lenguaje eufemizado y sanizado la dicotomía “adentro-afuera”, “centro-periferia”, “Uno-otro”, “completo-carente”, del heterosexismo

Los “grupos de la diversidad sexual” simplemente no existen, al menos que
incluyamos entre esos “grupos de la diversidad sexual” al “grupo heterosexual” y al  “grupo” de los que no asumen ninguna identidad.


II Los discursos dominantes del campo sexual: su visión integrista.

El concepto de “diversidad sexual” surge en el campo sexual para cuestionar las  reglas mismas de organización del campo, esto es, las ideologías dominantes que   construyen las distinciones pertinentes alrededor de la existencia sexual de las personas,  a partir de las cuales se derivan poderes y beneficios para quienes cumplen con los  criterios pertinentes.
Este sistema involucra tres aspectos principales de la existencia sexual:
1) El binarismo sexual.
A menudo, cuando se define el concepto “género” se le distingue del concepto “sexo”, se dice entonces que el “sexo” se refiere a la dimensión biológica y el género a las expectativas de comportamiento socialmente asignadas a los
sexos.

El género aparece así como una “construcción social”, mientras que el “sexo”
aparece como el dato duro, “lo biológico”. 


La idea de que existen sólo dos sexos y que además se oponen y complementan, es una idea  central del sistema sexista.
El binarismo sexual es la creencia y práctica de construir “dos sexos” de los cuerpos humanos. Esta creencia y práctica, como ya vimos anteriormente se encuentra ligada a  ideologías centrales del patriarcado: su visión reproductivista de la sexualidad y su  heterosexismo.

2) Binarismo de género.
El sexismo hace derivar del dualismo sexual antes  mencionado, otro dualismo, el dualismo de género: la noción de que de los cuerpos machos
y los cuerpos hembras se derivan “naturalmente” disposiciones diferenciadas de sentir, percibir, pensar y actuar.

No existen genitales “masculinos” o “femeninos”, pues lo masculino y lo
femeninos no son propiedades intrínsecas a las cosas o seres, sino un significado atribuido y que se pretende naturalizar desde la lectura patriarcal, que es la lectura dominante.  Cambiar el lenguaje es empezar a cambiar las concepciones.


La misoginia es el reverso del androcentrismo. El hombre “afeminado” renuncia al poder derivado de su “masculinidad” en la sociedad y eso resulta
incomprensible para el poder patriarcal. Por su parte, “la mujer masculina” pretende un  poder que la sociedad sexista ha reservado a los que tienen pene. Ambos resultan  amenazantes, es por eso que “hay que someterlos, violentarlos, castigarlos, darles   una  lección ejemplar”.


3) El binarismo erótico y el heterosexismo.
Los binarismos sexuales y de género   adquieren un cierre ideológico (que genera una sensación de coherencia y unicidad) en la  heterosexualidad.
La ideología reproductivista de la sexualidad,  aquella que considera que el único fin válido y natural de las relaciones sexuales es la reproducción se convierte en el pilar fundamental del heterosexismo y del binarismo
sexual y de género.

El entronamiento de la heterosexualidad como la única identidad sexual válida  (por ser la única “natural” o acorde a un “plan divino”) involucra la jerarquización de las   identidades eróticas diferentes: la identidad homosexual, bisexual, lesbiana, y en general, de relaciones entre otras personas que no sean varón masculino y mujer femenina (como  mujer masculina y hombre femenino, hombre femenino y mujer femenina,
hombre masculino y hombre masculino, mujer femenina y mujer femenina, etc.).

III El concepto de diversidad sexual: sus implicaciones transgresivas.

Esta nueva mirada parte de la comprensión de los apoyos  ideológicos y las tecnologías de poder del sistema sexista.
La revisión crítica de este sistema sexista nos ha permitido, a su vez, visualizar y  legitimar una diversidad de formas de existencia sexual, de género y eróticas que tradicionalmente resultan invisibilizadas, censuradas, o deslegitimadas como patológicas  o de plano discriminadas.
La dicotomía “masculino”-“femenino” es una hechura cultural que pretende
desconocer y deslegitimar otras formas de simbolizar la acción humana y sus productos,  así como la coexistencia de ambos rasgos de identidad en una misma persona, en grados   diversos y cambiantes a lo largo de su vida (androginia).


En este sentido, al reivindicar la “diversidad sexual y amorosa”, reivindicamos el derecho de cada sujeto a  vivir de manera diversa su existencia sexual, de género y erótica, a reconocer sus  múltiples capacidades placenteras y de goce en la sexualidad, el derecho a la   experimentación y al cambio, el derecho a cuestionarse la sexualidad socialmente  sancionada y esforzada en su persona desde las instituciones sociales.


IV Ética y diversidad sexual.

El concepto “diversidad sexual” es un concepto político que cuestiona el orden
sexual y de género dominante y condensa la aspiración de una sociedad que no discrimine  y que garantice el reconocimiento y la equidad para las diferentes variantes de la  existencia sexual, de género y eróticas.

El dilema “sólo se vale el sexo heterosexual, reproductivo y falocéntrico entre mujer femenina y hombre masculino y nada más” o “todo se vale” es un
dilema propio de las sociedades patriarcales, autoritarias, rígidas.


El “libertinaje” es el “petate del muerto” de una sociedad asustada,
culpígena, desinformada y erotofóbica que teme a sus propias pulsiones sexuales porque  no las conoce. La represión funda el miedo a las propias pulsiones sexuales.


Creo que en la medida en que nos pongamos a discutir estos asuntos y otros más  como la llamada pornografía, estaremos en mejores condiciones de ganar la lucha en el  campo sexual, pues podremos ofrecer visiones comprensivas, integrales, ricas en reflexión   y profundas en el análisis.

V  La “Diversidad sexual y amorosa” y las otras diversidades sociales.

La digresión ontológica nos permite también derivar consecuencias políticas diferentes: en vez de  asumir la realidad y las distinciones que la atraviesan como “cosas”, “hechos naturales”,  la asumimos como producciones históricas y políticas que podemos cambiar. 
Esta  operación ontológica y epistemológica que sirve como subtexto a este ensayo sobre la  existencia sexual y las distinciones que permean al campo sexual,  podemos  también  utilizarla para comprender otras categorías de distinción social.

COMENTARIO

La diversidad sexual y amorosa se funda en la crítica de las ideologías dominantes de la sociedad las cuales son asociadas  a lo sexual, por lo cual se debe aser una reflexión teórico y político sobre el concepto "Diversidad Sexual"  ver como es que hay diversidad de prácticas eróticas y reproductivas. a los cuales no se tiene que  ser ajenos a ello por es un elemento en la organizacion de poder y relaciones en la que nos vemos todas las personas involucradas.

GLOSARIO

Sexualidad
Es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo. También, desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda del placer sexual, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo en la vida.

Genero 
Es un término técnico específico en ciencias sociales que alude al «conjunto de características diferenciadas que cada sociedad asigna a hombres y mujeres»

Sexo
Es un proceso de combinación y mezcla de rasgos genéticos a menudo dando por resultado la especialización de organismos en variedades femenina y masculina (conocidas como sexos).

Identidad sexual
Es la suma de las dimensiones biológicas y de conciencia de un individuo que le permiten reconocer la pertenencia a un sexo u otro, es decir, ser varón o mujer (ser macho o hembra) independientemente de la identidad de género (sentirse como hombre o mujer) o su orientación sexual (tendencia o inclinación sexual).

Cuerpo
Es la estructura física y material del ser humano.

Transgénero
Es un término general que se aplica a una variedad de individuos, conductas y grupos que suponen tendencias que se diferencian de las identidades de género binarias (hombre o mujer) que normalmente, aunque no siempre, son asignados al nacer, y del rol que tradicionalmente tiene la sociedad. 

Amor
Es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso).

Familia
Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural, universal y fundamental de la sociedad, tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado

Homosexualidad 
Es una orientación sexual que se define como la interacción o atracción sexual, afectiva, emocional y sentimental hacia individuos del mismo sexo.

Anatomia
Es una ciencia que estudia la estructura de los seres vivos, es decir, la forma, topografía, la ubicación, la disposición y la relación entre sí de los órganos que las componen.

Pareja
Es la unión de dos personas, con independencia de su orientación sexual, a fin de convivir de forma estable, en una relación de afectividad análoga a la conyugal.

ORGANIZADOR VISUAL

http://prezi.com/heykkapv0kgv/?utm_campaign=share&utm_medium=copy


No hay comentarios:

Publicar un comentario